Honras fúnebres

Cuando fallecía alguna persona, se le velaba en su propia casa. La gente iba a casa del fallecido, le rezaba el rosario y daba el pésame a la familia. A la noche nunca se le dejaba solo, y siempre había gente velando. Mucha gente que iba a dar el pésame aprovechaba para curiosear como estaba la casa. Al muerto le envolvían en una sabana todo el cuerpo y se le cosía para que quedara envuelto. El día del funeral, el cura acudía a casa del difunto para llevar el féretro al atrio de la iglesia, no lo metían en el interior. A los familiares del fallecido que venían de fuera se les daba de comer.

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secuencias de Mª Antolina Mancho Erdozain